El pasado sábado celebramos en el CPF el VII taller matrimonial, que tenía como título: «Cómo crear un hogar con vida». Y para contaros con todo detalle todo lo vivido y aprendido ese día, hemos entrevistado a Antonio Arévalo, uno de los participantes del taller. ¡Esperemos que os guste!
CPF: ¿Qué te llevas de un taller matrimonial?
ANTONIO: Lo más importante: tiempo y temas para hablar con tu cónyuge.
En segundo lugar, un termómetro para ver cómo va tu matrimonio.
Tercero: la guardería.
Cuarto: conocer a otras familias que viven lo mismo que tú.
Quinto y último: un encuentro con Dios.
CPF: ¿No es mucho tiempo un sábado de diez de la mañana a seis de la tarde?
A: Sí, si piensas que vas a recibir una chapa, a oír más de lo mismo sobre comunicación, lo bonito que es el matrimonio. Pero cuando te das cuenta de que es un espacio (¡tan necesario!) para dialogar con tu “contraria”… se te queda corto.
CPF: ¿Entonces os han obligado a hablar?
A: No te rías: muchas veces, si no te obligan… acabas no hablando con tu mujer o tu marido. De hecho, una de las cosas de las que nos hemos dado cuenta es de que cuando más sacamos el móvil… es cuando nos quedamos solos.
CPF: ¿Y qué temas habéis tratado? Porque seis horas dan para mucho…
A: Hombre, hay que descontar los descansos y la comida. Pero cuatro horitas no nos quita nadie. Y desde el principio, los ponentes Tasio Pérez (psicólogo especializado en terapia familiar) y Belén Olivares (cuyo trabajo en Telefónica se relaciona con el ámbito de Recursos Humanos), insistieron en que querían que el taller fuese eminentemente práctico.
Desde el principio nos dieron lápiz y papel y de una manera lúdica (por ejemplo, jugando a “ “) nos obligaron a contrastar constantemente el punto de vista personal con el de nuestra pareja. De hecho, salimos con posibles temas de conversación para varias semanas: sobre el ocio, el trabajo, los hijos, la confianza…
CPF: Un auténtico termómetro para ver cómo va vuestro matrimonio…
A: Sí, pero no en un sentido negativo ni alarmante. De hecho, ahí se notaba que los ponentes eran un matrimonio, pues no es lo mismo hablar en teoría que desde la propia vida. Tiene sentido que muchos de estos talleres se llamen ITVs, pues la relación entre los esposos cambia constantemente. No puedes dar a tu mujer por sabida, por conocida. Una de las enseñanzas que saqué es que siempre hay campo para descubrir en ella, y que siempre tienes que volver a conquistarla.
CPF: ¿Y cuál es el baremo de una familia con vida?
A: Bueno, no hay ninguna receta, ni ellos pretendían haber descubierto América, pero sí nos invitaron a reflexionar sobre varios puntos: una familia con vida es:
Una familia donde se cuida el tiempo.
Una familia en la que se habla.
Una familia en la que se reza.
Una familia en la que se comparten tareas, alegrías y penas.
Una familia que va contracorriente.
Una familia en la que hay una prioridad en el amor.
Una familia en la que los esposos se miran con amor.
CPF: Ya nos hacemos una idea del recorrido del taller. ¿Con qué te quedarías? ¿Lo mejor de todo?
A: La guardería. Parece una contradicción, que para fortalecer tu familia tengas que separarte de tus hijos. Pero si entiendes que el núcleo del hogar es el amor entre los esposos, entonces cobra sentido. Descansas unas horas, con la tranquilidad de que hay monitores cuidando de tus hijos. Te obligas a cuidarte y a encontrarte con tu cónyuge. Es como un spa matrimonial.
CPF: Uno de los problemas de las familias es precisamente la falta de tiempo y la soledad.
A: Exacto. Lo que mata la vida de la familia es la soledad. Eso también quiere decir que las familias necesitan ayuda de otras familias. Eso también lo hemos vivido en el taller, en distintas actividades en las que poníamos en común distintos puntos de vista. El hecho de ver otras familias que comparten tus mismas luchas ya esponja, despeja parte del conflicto.
CPF: Última pregunta: ¿a qué te referías al decir que el taller ha sido un encuentro con Dios?
A: La familia cristiana no puede subsistir sin ir a la fuente del amor. Por eso, no tiene sentido hablar de comunicación, tiempo de calidad, etc., sin enfrentar a cada matrimonio con Quien los ha llamado a esa vocación y les da la Gracia para vivirla. De hecho, terminamos el taller de una forma muy bonita: renovando nuestros votos matrimoniales ante Jesús-Eucaristía. Él es la fuente de la vida.